Los talleres se parecen en algo a las funerarias. Los clientes no van por gusto, ni son expertos en estos asuntos. Aparte de no saber las respuestas, lo normal es que NO SEPAMOS LAS PREGUNTAS. Te imaginas que en el funeral que te ha tocado organizar, además del lío familiar y emocional de estos momentos, te encuentras con una ceremonia religiosa… en una religión que no es la tuya!! Te imaginas que al protestar te contesten algo parecido a “Esto tenía que haberlo dicho antes”.
En el taller tenemos que ver al cliente pensando también que no es un experto. El cliente no sabe de talleres (ni quiere saber, para eso estamos nosotros) y está desorientado porque estará sin coche unos días, porque no contaba con un gasto importante, porque se ha hecho daño, porque emocionalmente está confundido, porque de talleres,… NO SABE. En muchos casos los clientes de taller tampoco saben las preguntas. Seamos serios. ¿Quién es el profesional? ¿Quién se dedica a esto? ¿Quién ve día tras día decenas, centenas de casos parecidos?
“Es que cada reparación es un mundo…”. Ya estamos, con las excusas de siempre.
Los clientes no quieren sorpresas… ni que sean buenas. Quieren claridad, quieren saber lo que va a pasar, lo que no, lo que puede ser que sí y lo que puede ser que no, si estará el viernes seguro, o si no sabemos seguro si estará el viernes. Que demos las explicaciones con claridad. Y si las explicaciones no son el discurso más comercial de este mundo… oiga, es que el mantenimiento o la reparación de un coche, lo que tiene, lo que no tiene, no es un debate ni comercial ni electoral. Al cliente no le puedes contar que esta referencia se está vendiendo mucho o que nos faltan por facturar 20 horas y 3 parachoques para llegar a “nuestro” objetivo.
Sólo cuando has decidido que a los clientes se lo cuentas todo sin miedo y con conocimiento total de todo, empiezas a coger el buen camino. Y a partir de ahí, entrenamiento. Y cuantas más veces cuentas esa verdad total, quizás poco comercial, en más comercial te vas convirtiendo, tú y tu discurso. Pero no en un comercial de mercadillo sino en uno profesional. Por eso a los chicos que atienden a los cliente ya no les llamamos ni Recepcionistas (este sería el que da los buenos días), ni Vendedores de Post-Venta. Me gusta el concepto “Asesor Técnico”. Su misión es ayudar al cliente para que la reparación de su coche entre en la pista adecuada.
Nunca una reparación que empezó mal acabó bien,… a la primera.
Fuente: Info Taller.tv