
Es una frase muy utilizada, pero no por ello es menos cierta: La primera impresión es muy importante. Sólo hacen falta 40 milisegundos para obtener una primera impresión. Es el tiempo que, según la neurociencia, se tarda en dar un vistazo rápido a alguien, en crearnos una opinión global sobre cualquier persona. Entonces, ¿por qué no cuidamos esa primera impresión si es tan importante? ¿Por qué no le prestamos atención a esos primeros momentos en los que vamos a encontrarnos con nuestros clientes y empleados? ¿Por qué no cuidamos nuestro aspecto físico, nuestra vestimenta, la forma de saludar y expresarnos? Los detalles son importantes y generan fans.
Es muy conocido y cierto el refrán “causar una primera impresión no tiene segundas oportunidades”; por ello, es importante que seamos capaces de tener cierto control sobre el primer contacto. Causar una buena primera impresión es relevante en todos los ámbitos de la vida.
Nadie quiere causar una mala impresión en su ámbito personal, con la familia o los amigos. Y el mundo profesional no debe ser tampoco una excepción. El primer contacto que tengamos con nuestra nueva empresa, con nuestros clientes o proveedores es fundamental para que todo vaya satisfactoriamente. Un dato significativo es, por ejemplo, que un 75% de los departamentos de recursos humanos toman su decisión de contratar a alguien en los 30 primeros segundos de la entrevista.
Por ello una pregunta que todos deberíamos hacernos es si prestamos suficiente atención al cuidado de nuestra imagen. La forma en que vistamos va a decir mucho sobre nosotros y si no le prestamos ninguna atención y nos parece algo superficial y sin importancia, quizás nos estemos equivocando. Esto no significa que la ropa deba ser de marca, por supuesto, lo que debemos es pensar qué imagen queremos transmitir y en qué entorno nos estamos moviendo cuando vamos, por ejemplo, a una entrevista de trabajo. Algo muy importante: la vestimenta que utilicemos debe ser un fiel reflejo de nuestra personalidad. No nos servirá de mucho aparentar lo que no somos el día de la entrevista, porque muy pronto, con el paso de los días, quedará al descubierto cómo nos vestimos de forma habitual.
Del mismo modo, podemos añadir algo muy cierto y es que “el hábito no hace al monje”. Es decir, la forma de vestir no es la única receta para tener éxito y por mucho que proyectemos una imagen perfecta en los primeros momentos, si posteriormente nuestros conocimientos, ideas y profesionalidad no son coherentes con esta imagen, tampoco habrá servido de mucho.
Pero vamos a retomar la idea sobre qué imagen queremos proyectar para que sea coherente con lo que “vendemos“ de nosotros mismos. Es triste ver excelentes profesionales que han demostrado sobradamente su valía, pero que, al relacionarse con los clientes, no transmiten una imagen adecuada. Desgraciadamente no siempre tendremos el tiempo suficiente para poder corregir una mala primera impresión y que descubran nuestro “auténtico” yo y nuestra profesionalidad.
Antes hemos comentado el tema de la forma de vestir, pero no pensemos que la primera impresión la marca únicamente nuestra vestimenta, ya que hay otra serie de cuestiones igualmente importantes a tener en cuenta.
Primeramente está nuestra actitud, el grado de positividad con el que afrontamos ese primer encuentro, el estar seguros de nosotros y de nuestro mensaje. Con respecto a este punto, no debemos olvidar algunas cuestiones a tener en cuenta, como mirar directamente a lo ojos el tiempo adecuado, la manera en la que estrechemos la mano, nuestra forma de hablar, como andamos o como sonreímos.
Desde un punto de vista de comercial, hay cuestiones que debemos llevar preparadas cuando afrontamos una entrevista. Por ejemplo, tener una presentación de nuestra actividad y de nuestra empresa que podamos mostrarle en menos de un minuto. El tiempo es muy valioso y nadie quiere perderlo en vaguedades. Tenemos que ser capaces de captar la atención y transmitir nuestro mensaje inicial de una forma muy rápida. Una vez que consigamos pasar esta primera etapa, ya dispondremos de más tiempo para profundizar en nuestros argumentos, pero al principio es capital que consigamos captar la atención, transmitamos la imagen adecuada y hagamos relevante nuestro mensaje.
A priori pueden parecer demasiadas cosas para estar pendiente de ellas y controlarlas, pero todas son importantes para asegurar que esa primera imagen que vamos a proyectar de nosotros y de nuestra empresa sea la adecuada.
Desgraciadamente nadie nos ha enseñado nunca estas cuestiones. No son asignaturas que estudiemos en la universidad. Qué útil hubiera sido si alguien nos hubiera hablado de ellas y nos hubiera enseñado cómo hacerlo mejor. Puede que haya una minoría de personas especialmente dotadas para dar una excelente primera impresión. Sin embargo a la inmensa mayoría, nos vendría muy bien tener algunos conocimientos y herramientas para poder conseguir proyectar una imagen más coherente y positiva de nosotros.
Hoy en día están de moda los libros de autoayuda para preparar entrevistas de trabajo, para saber “vendernos” adecuadamente, para aprender a dar una buena primera imagen. Es un error que no nos preocupemos de todo esto hasta que llega ese importante momento de la selección (más dramático hoy en día debido a la crisis que tenemos que dificulta aún más encontrar un trabajo). Pero, una vez que ya tenemos ese trabajo ¿qué pasa? ¿Ya no importa la imagen que continuamos dando a nuestros compañeros de trabajo, a nuestros clientes o a nuestros proveedores?
Os animo a reflexionar sobre la imagen que estáis proyectando en vuestro entorno y ver si es realmente la que queréis dar o la que más conviene a vuestros proyectos profesionales.
Por mi parte os aconsejo huir de los manuales de autoayuda, porque cada uno debe ser consciente de la imagen que quiere transmitir. Tomar conciencia de esto es fundamental y adquirir poco a poco algunas técnicas de comunicación, nos será de gran ayuda para obtener mayores éxitos.
“La primera impresión se crea en los 2 primeros segundos, y esta impresión es tan poderosa que cuatro minutos después se completará la imagen que hayamos transmitido de nosotros a nuestro interlocutor”.
Miguel Ángel Alonso – Socio director de Marketing Acción
Comments are closed.